"Cuando yo era pequeña, nuestra abuela vivía con nosotros y la adorábamos. Era mucho más divertida que nuestros padres y entendía las cosas. Era mucho más interesante escucharla por todo lo que había vivido y visto. Solía llevarnos a Jane y a mí a dar largos paseos por los bosques de Whitethorn y siempre encontraba algo interesante que enseñarnos. Como una casa en un árbol construida hace años por sus hermanos o cómo secar flores en un libro, lo mejor de todo, el pozo de Santa Ana. Decía que nunca nos debíamos burlar de la gente que estaba rezando allí porque, sin duda, algún día seríamos nosotras las que iríamos a rezar a ese lugar."
Los bosques de Whitethorn.
Maeve Binchy